Seguramente alguna vez has escuchado decir que los humanos descendemos del mono. Los humanos en realidad no descienden del mono (compartimos un antepasado común con ellos en un punto del tiempo), pero tanto los humanos como los monos pertenecen a un grupo de mamíferos conocidos como primates.
Los primates tienen varios rasgos que en conjunto los distinguen de otros animales. En general, los primates tienen cerebros grandes, vida relativamente larga, pulgares de la mano y dedos gordos del pie oponibles. Los humanos, sin embargo, somos un poco diferentes porque hemos perdido este ultimo rasgo y nuestros dedos gordos del pie están alienados con el resto de los dedos.
Los genomas de un total de 24 primates han sido hasta ahora secuenciados, incluyendo simios, monos del Viejo y Nuevo Mundo, tarseros y lémures. Sobre todo, se ha logrado un importante avance en la secuenciación del genoma de los simios, donde casi todas las especies ya tienen todas sus secuencias hechas. Esto incluye chimpancés, bonobos, gorilas, orangutanes, gibones y humanos.
Los científicos solían pensar que los humanos y los simios no humanos evolucionaron por separado. Sin embargo, las comparaciones de ADN refutan esta idea. De hecho, los chimpancés y los bonobos están más estrechamente relacionados con los humanos que con cualquier otra especie de simio. Esto significa que los chimpancés y los bonobos son nuestros parientes vivos más cercanos.
Como antropólogos, creemos que los primates humanos y no humanos son geniales. Tenemos un sesgo hacia el estudio de genomas de primates. Esto es importante para encontrar nuestro lugar exacto en el árbol de la vida. Sin embargo, también debemos considerar el árbol de la vida más grande. No podemos olvidarnos de los otros mamíferos, vertebrados, animales y no animales con los que estamos emparentados. Solo entonces podremos encontrar verdaderamente nuestro hogar en el árbol de la vida.