¿Alguna vez has escuchado el dicho ‘eres lo que comes’? A primera impresión esto sugeriría que, si comes zanahorias, te convertirás en una zanahoria. O que, si comes barras de chocolate, te convertirás en una barra de chocolate. Es obvio que ese no es el caso. 

En realidad, ‘eres lo que comes’ sugiere que tu dieta afecta tu fenotipo. Por ejemplo, esto es claro cuando se trata de la cantidad de alimentos: comer demasiado te puede llevar a aumentar de peso. Sin embargo, el significado del dicho es un poco más sutil. 

El dicho sugiere que la dieta es un factor ambiental que influye en la expresión de tu ADN. Los patrones de expresión particulares pueden producir fenotipos específicos en ti, tus hijos e incluso los hijos de tus hijos. Por lo tanto, es importante pensar en cómo lo que comes afecta tu cuerpo. 

La dieta también puede provocar la evolución de las especies. Por ejemplo, hace miles de años, ciertos grupos humanos comenzaron a beber leche animal. La leche es una excelente fuente de nutrientes y grasas. Cualquier adulto que pueda digerir leche tiene acceso a estos nutrientes y grasas. Esto dio como resultado la selección de la tolerancia a la lactosa, o la capacidad de los adultos de digerir la leche.

Aunque muchos adultos humanos beben leche, esto es inusual en otros mamíferos. La mayoría de mamíferos adultos no beben leche. Todos los bebés mamíferos necesitan leche, pero cuando llegan a la edad adulta, los mamíferos se vuelven intolerantes a la lactosa e incapaces de digerir la leche. Esto se debe a que el gen de la lactasa, que se necesita para descomponer los azúcares de la leche, deja de expresarse en los adultos. Sin embargo, se expresa en los bebés. Algunos grupos humanos que tenían acceso regular a leche y comían abundantes productos lácteos desarrollaron la habilidad de continuar expresando los genes de la lactasa. Así, la tolerancia a la lactosa evolucionó.

Esta adaptación se debió a una de varias mutaciones genéticas que surgieron de manera independiente en varias poblaciones humanas en todo el mundo. En general, la dieta ha jugado y continúa jugando un papel influyente en nuestra evolución como especie.